domingo, 11 de noviembre de 2007

Definitivamente, las decisiones más importantes las toman los políticos

Existe una relación directa entre el abstencionismo electoral y el nivel de formación de las personas. Sin duda alguna uno de los aspectos más importantes de la educación es que nos ayuda a conocer un poco más la sociedad en la que vivimos y por ende a descubrir las estructuras de poder desde las cuales se maneja y se afectan directa e intencionadamente el rumbo que debe seguir un país, un departamento o un municipio.

Volviendo sobre el tema educativo como condición para una amplia y conciente participación política y electoral, quiero llamar la atención con un ejemplo. Para esto vamos a utilizar nuestro caso particular. Como bien lo sabemos la Comuna 1, tiene una población de aproximadamente 130.000 (ciento treinta mil) habitantes, de estos se encuentran aptos o podrían votar unas 37.000 (treinta y siete mil) personas, sin embargo no es así. En las últimas elecciones para alcaldía y concejo, realizadas en el año 2003 sólo votaron unas 9.900 personas, es decir escasamente el 26,4% de la población que podría votar. La abstención en la comuna 1, superó el 70%, constituyéndose éste el nivel más alto en todo Medellín de abstención electoral. Si cruzamos estos datos con los niveles de formación de sus habitantes encontramos que precisamente son los de menor nivel en el municipio.

Caso contrario ocurrió en la Comuna 14, El Poblado. Allí con un potencial electoral casi igual al de la Comuna 1, se encontraban aptas para votar 37.800 (treinta y ocho mil) personas de las cuales ejercieron su derecho al voto el 70,9%. Es decir unas 26.800 ciudadanos. Obviamente los niveles de formación (y de ingresos) de los habitantes del Poblado es el más alto de la ciudad.

Obviamente no es justo culpar a los habitantes de sectores como el nuestro de no participar decididamente en la elección de sus gobernantes y representantes. Muchos de ellos apenas tienen tiempo para resolver las necesidades básicas de alimentación de cada día. Lo más lamentable de esto es que los politiqueros se aprovechan descaradamente de estas situaciones de pobreza e ignorancia para levantar los votos que su respetabilidad y credibilidad no le pueden brindar. Es mucho más sencillo buscar el respaldo electoral de alguien que no reconoce como valioso su derecho constitucional al voto y que encuentran en la promesa o regalo de un candidato una posibilidad, aunque tal vez falsa, de salir del atolladero.

Gran parte de esta responsabilidad está en los que se llaman así mismos líderes de un barrio, que negocian para si el respaldo y la confianza que su comunidad le puede dar a un candidato, así tengan claro estos que los problemas de su sector o población no hacen parte de los intereses del candidato y que su comunidad realmente no se beneficiará en nada de lo que realmente su “jefe político” pretende hacer.

Es claro pues que es fundamental participar, que todas y todos lo debemos hacer, y que es nuestra responsabilidad directa que clase de personajes nombramos como nuestros representantes. Responsabilidad especialmente de quienes están al frente de las organizaciones comunitarias y juntas de acción comunal de nuestros barrios. Todas y todos a votar de manera responsable este 28 de octubre. Opciones tenemos de todos los tipos, finalmente es usted quien decide frente al tarjetón.