jueves, 4 de junio de 2009

Decisiones nacionales en contra del interés nacional

Las políticas implementadas en Colombia para la generación de empleo y la promoción del desarrollo económico en general de sus habitantes, durante los últimos veinte años se caracterizan por un factor común: han sido intencionalmente negativas y contrarias al interés nacional. Los acuerdos internacionales de carácter comercial han ido en contra de la protección de la producción interna, del empleo nacional y de los productos, alimentos y materias primas producidos por los colombianos.

Desde 1991, año en que se firma el tratado de libre comercio, son cientos de empresas de todos los tamaños que han tenido que cerrar sus puertas, pues los productos importados desde estados unidos, México, Canadá y China entre otros países, no pagan aranceles o estos son muy bajos, lo que significa la pérdida de competencia de nuestros productos en el mercado nacional. En Medellín por ejemplo casi en su totalidad se fueron a la quiebra las industrias textileras, las cuales históricamente habían generado la mayor cantidad de empleos en la ciudad.

Capítulo aparte merecen los productos del campo como el arroz, el maíz, el café, el trigo, entre otros. Por ejemplo Colombia importa anualmente miles de toneladas de arroz de China, maíz y trigo y algodón de Estados Unidos, poniendo en riesgo los ingresos del sector agrícola del país, y golpeando fuertemente a su sector más pobre y vulnerable: los campesinos. Estos productos importados tienen precios más bajos porque sus países brindan grandes subsidios a quienes los producen como una política de seguridad nacional, mientras tanto en Colombia, escasamente se puede pensar en créditos para nuestros campesinos.

Otro muestra es el café. Este producto sólo es rentable para empresas multinacionales como Nestlé, las cuales son las que se encargan de ponerle precio, y se atribuyen el derecho de comprar el grano sin procesar y de darle valor agregado para devolverlo a nosotros y al resto del mundo con nuevos precios. ¿Porqué no hacemos esto mismo nosotros?

Con el petróleo ocurre igual, la semana pasada se pagaba en la ciudad de Miami (Estados Unidos) el galón de gasolina a 1.68 dólares. Es decir con un dólar cercano a los $ 2.100, equivale a unos $ 3.528 el galón. Mientras tanto en Colombia la pagamos a $7.499 pesos. Un poco más del doble del que se cobra en el país más rico del mundo. El punto es que Colombia es productor de petróleo y con lo que produce puede abastecer su consumo interno, pero no lo hace. Nosotros exportamos petróleo a precio de huevo e importamos gasolina a muy altos costos. ¿Para quién es el negocio?
Otro peldaño de esta economía al revés son las entidades financieras y el acceso al crédito. En primer lugar tener recursos en una entidad financiera no es rentable. De entrada al abrir una cuenta de ahorros sabes que pierdes dinero, por las cuotas de manejo de la tarjeta, el uso de los cajeros electrónicos, que en el año no alcanzan a cubrir el pago de intereses que ofrecen las entidades financieras.

El costo del crédito es todo lo contrario, altos intereses. El crédito para vivienda tiene en promedio según el Banco de la República en su informe de diciembre de 2008, una tasa del 17.17%. El crédito que nos ofrecen los bancos para el consumo a un año es del 24.85%. El microcrédito que dinamiza las pequeñas iniciativas económicas tiene un módico costo del 33.47 %.

Entendemos así porque las grandes ganancias del sector financiero, que durante el 2007 fueron cercanas a los seis billones de pesos. Rentabilidad para un sector que genera pocas fuentes de empleo y ninguna redistribución de los ingresos.

Afortunadamente el Partido Demócrata en Estados Unidos ganó las elecciones y el tratado de libre comercio que Colombia quería firmar con esta nación deberá revaluarse, pues eran solo un puñado de empresas colombianas las que se iban a beneficiar mientras los grandes sectores de nuestra economía nacional como el sector agrícola, la producción de alimentos, la soberanía nacional y hasta la producción de la televisión nacional habían sido ofrecidas en bandeja de plata a los intereses de las grandes compañías gringas.

DMG: Distractor Mediático del Gobierno

Colombia es un país de casualidades, o por lo menos eso parece ser. En lo personal no creo en las casualidades y menos en las relacionadas con la agenda temática de los medios de comunicación.

Las noticias no son todas las cosas importantes, de trascendencia o que todo el mundo debería conocer sobre lo que ocurre en el país, sino las que son seleccionadas por los medios de comunicación para que sean tema de “análisis”. Pero volvamos a las casualidades. Fue precisamente en noviembre del año pasado, casualmente, cuando salían a la luz pública todo los horrores, violaciones y atropellos cometidos por las fuerzas militares con los mal llamados “falsos positivos” (que se deben nombrar realmente como crímenes de estado u homicidios cometidos por la fuerza pública), cuando surgió otro gran tema en la agenda mediática nacional.

El nuevo tema era DMG y en este caso, el tema era puesto en la agenda directamente por el Gobierno Nacional. El Presidente de la República, anunció públicamente que perseguiría y capturaría a un nuevo pero poderosísimo delincuente llamado David Murcia Guzmán. Luego de escuchar las palabras del presidente, del Ministro de Defensa y de altos militares, definitivamente quedaba claro para todos los colombianos que: este personaje era un demonio, tal vez más malo y peligroso que el Mono Jojoy y el Garavito juntos.

Alguién tendría que capturarlo, hacer justicia y ponernos a todos los colombianos a salvo; obviamente el presidente lo haría. El Show se había iniciado y los medios tenían sus cámaras (ocupadas) atentas a este desenlace: le dieron primer lugar en la agenda.

Casualmente también, aunque ya el gobierno conocía de procesos en empresas como DMG y DRFE, desde hacía varios años atrás, no había tomado acciones directas en su contra y mucho menos lideradas directamente por el Presidente de la República. También casualmente, estás acciones fueron iniciadas en el mes de noviembre, cuando se presentaban las más graves denuncias sobre los crímenes de estado y asesinatos cometidos por militares en diferentes lugares del país y la justicia arrojaba los principales resultados de las investigaciones en casos como los jóvenes de Soacha, el más sonado; los de Sincelejo y Cali. También fue el retiro del General Mario Montoya y la sanción de Estados Unidos a varias unidades militares por su clara participación en estos hechos.

De hecho el reporte de medios sobre DMG prácticamente no figuró durante en el resto del 2008. El diario El Tiempo de Bogotá por ejemplo, publicó 422 artículos o noticias durante este mes relacionadas con DMG, en el resto del año sólo fueron 48. De medios de comunicación como RCN ni hablar, este era el pan de cada día, la primera noticia y la más larga. La estrategia de cambiar la agenda planeada desde el gobierno, funcionó a la perfección. Los crímenes de estado, llamados por el gobierno falsos positivos, habían pasado a un segundo lugar.

El tema de los falsos positivos también tuvo su momento más alto en el mes de noviembre de 2008, pero no con el nivel que lo tuvo DMG, en el reporte de noticias y artículos publicados por El Tiempo: sólo llego a 176. Casi una tercera parte de la figuración de DMG. La tendencia se ha mantenido desde entonces.

Hoy, luego de las múltiples denuncias públicas del gobierno en contra de David Murcia Guzmán y su empresa y del show mediático alrededor de su captura. Lo cierto del caso, es que la Fiscalía General de la Nación ha tenido que aplazar en tres ocasiones la audiencia de acusaciones, pues según ellos todavía están organizando el material probatorio que lo compromete en todas las imputaciones hechas.

Hace pocos días periodistas de La W, se preguntaban si realmente las tendrían o no, la respuesta de uno de ellos fue: “no creo que las tengan”. El papel de DMG ya se cumplió, distraer a la opinión pública, poner su atención en otro tema, en otro asunto, cuando existe el riesgo de que otros más graves lleguen a concentrar la atención de los ciudadanos. Si es condenado o no ahora no importa, es más ya no son parte de la agenda del gobierno, las declaraciones al respecto por parte del gobierno han finalizado.

Sin embargo, los crímenes de estado sí fueron ciertos, existen todas las pruebas y muchos testigos que han denunciado sus relaciones con militares para “reclutar” a jóvenes en diferentes partes del país. Las investigaciones avanzan, pero aún no se conocen los autores intelectuales de las órdenes.

DMG fue el Distractor Mediático del Gobierno cuando estaba en juego la popularidad del Presidente de la República y cuando graves crímenes de estado podrían poner en riesgo, su permanencia en el poder. Nos siguen conduciendo con espejos, reflejos y estrategias mediáticas.